JUANA GINZO

Tras finalizar la Guerra Civil, trabajó durante un tiempo limpiando casas para ganarse la vida. 
En 1946, se presentó al concurso de descubrimiento de nuevos talentos, "Tu carrera es la radio", con 23 años. 
Consiguió integrarse a la plantilla de actores de Radio Madrid (Cadena Ser).

Era considerada a sí misma fea pero su voz era perfecta para encarnar a personajes guapas de las radionovelas que servían de válvula de escape a los y las españoles/as en época de posguerra. 

Con el tiempo, se convirtió en una de las voces más emblemáticas de la radio española. 

Fue especialmente popular con Diego Valor y, sobre todo, tras interpretar la serie radiofónica "Ama Rosa", que llegó a convertirse en un fenómeno sociológico que diariamente paralizaba el país, pendiente de las peripecias de este personaje: una mujer pobre, sufrida y cristiana que decide entregar a su hijo recién nacido a un matrimonio adinerado que ha perdido al suyo recientemente. Con el tiempo, Rosa se convierte en la sirvienta de su propio hijo, un joven malvado que no duda en hacerle la vida imposible, mientras ella lo soporta con resignación. Al final, la verdad sale a la luz y el amor triunfa. Los malos se convierten en los buenos y los que se niegan a redimirse son castigados. 

Juana, en una entrevista, dijo que odiaba hacer estos seriales porque ella se definía a sí misma como una roja-feminista y detestaba todas "esas mierdas" (palabras de ella) pero tenía que comer. 

Intervino también en varias películas del cine, como: "Los ladrones somos gente honrada", entre otras. 

Esta actriz y locutora radiofónica española nacida en 1922, realizó las últimas intervenciones frente a un micrófono en "Días de radio" y en el programa "Lo que es la vida".

Le han sido otorgados varios premios: 
- Premio Ondas a la mejor actriz en 1957.
- Antena de Oro en 1971.
- Premios Mujeres Progresistas, en 1991.
- Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, en 2005. 


Actualmente, tiene 98 años, artrosis y un montón de recuerdos arrinconados. 


"La mujer que tiene una calle con su nombre en el barrio de La Rosaleda de la ciudad de Ponferrada (León) recuerda que ni siquiera los seriales escapaban a la censura franquista. "Nos censuraban muchas cosas y, sobre todo, lo poquito verde que había en las historias", dice. Un día grabó una sugerente escena en la que invitaba a un hombre a tomar un café. "Un café porque... una copa de licor, ¡imposible! Entonces me dijeron: 'tienes que decirlo de tal manera que se entienda que quieres acostarte con ese hombre.' Cuando los censores leyeron el guion, la frase no despertó sospechas. Pero a la hora de grabar utilicé mi voz más sensual, aderezada con los tonos más turbios de que fui capaz para, modestia aparte, intentar fundir los plomos del deseo. Y de esa manera dije tan corta frase: '¿tooomaamosss unn ca-fé?' ¡Y eché paletadas de azúcar al pronunciarla! Cuando el censor de turno oyó aquel capítulo, como era su obligación, se molestó mucho y la recomendación llegó puntual: 'así no se invita a café. Que no vuelva a ocurrir y que se advierta a la actriz y al director'. Y fuimos advertidos, claro.". "







Comentarios

Entradas populares