¿Quieres que te cuente uno de mis cuentos?
Eran las diez de la mañana. Lucía un sol resplandeciente.
Todo parecía normal, como un día cualquiera, pero no lo era. Este día era especial.
A las doce de la mañana tendría lugar un partido de baloncesto muy esperado por todos los ciudadanos
de "Cometelotodo".
En Cometelotodo vivían todo tipo de alimentos y cada uno cosechaba el suyo y vivía de ello. Don
Plátano tenía plataneros y vendía plátanos. Doña Espinaca, espinacas. Pepinillo, pepinos,...
Como todos los demás, Manzanita se levantó, se lavó los dientes, se puso sus deportivas y caminó
hasta la cancha.
Por el camino se encontró con Chocolatín.
- Hola Manzanita- dijo Chocolatín-, ¿preparada para el partido?
- La verdad que no me apetece mucho...pues creo que vosotros tenéis derecho a vivir aquí. Me parece
un poco mal que todo lo decida un partido de baloncesto.
Al parecer, el alcalde del pueblo había recibido quejas de algunos vecinos diciendo que la familia de
los dulces y la familia de la comida rápida tenían que ser echados de la ciudad, ya que eran perjudiciales y lo único que hacían era ensuciar las calles y portarse mal.
El alcalde no supo qué decidir ante tales acusaciones, por lo que se le ocurrió la maravillosa idea de concertar un partido.
Si ganaban la familia de los dulces y la de la comida rápida, permanecerían en Cometelotodo pero si
perdían y, por el contrario, ganaban la familia de las frutas, la de las verduras y la de las hortalizas, se
irían de la ciudad.
12:00h en punto.
Comienza el partido.
En el equipo "sano" jugaban Manzanita, Plátano, Habichuelo y Limón; en el banquillo estaban Berenjena, Naranjo y Aceituno.
En el equipo "no sano" jugaban Pipa, Chocolatín, Piruleto, Pizza y Conguito; en el banquillo estaban
Cacahuete, Hamburguesilla y Bollín.
Faltaba poco para que arbitro pitara el final.
De pronto ¡¡¡¡Piiiiiiii!!!!. El silbato sonaba.
Fin del partido.
¡Habían empatado!
Todo se convirtió en una gran discusión: gritos, empujones, insultos,... Como el alcalde vio que no
había funcionado su idea, propuso hacer un muro.
Cada grupo viviría a un lado; estarían separados.
Un buen día llegaron unos turistas a la ciudad sur de Cometelotodo. Venían de muy lejos buscando un
poco de azúcar para su hija Fresa, que estab muy triste porque allá donde vivían, su amiga Azucarera
había fallecido. Si no recibía pronto un poco de azúcar se quedaría triste para siempre y correría el
riesgo de también morir.
Se sorprendieron al ver esa ciudad partida en dos, como si no se hicieran falta los unos a los otros.
El padre de Fresa fue a casa del alcalde y le pidió por favor que convocara una reunión, pues quería
que todos y cada uno de los ciudadanos escuchara lo que tenía que decirles.
- Queridos Cometelotudienses, he venido aquí con mi hija porque está enferma y triste. Me he llevado
una gran desilusión cuando he visto este muro de piedra. Todos os necesitáis y de ello os debéis dar
cuenta. Estoy de acuerdo en que es más sana una fruta que un chocolate pero pienso que cada
alimento debe saber que es importante en el mundo; unos han de consumirse más que otros pero todos
son necesarios para vivir. Os pido que derribéis el muro y que, juntos, fabriquéis comidas en las que
haya un poco de todo.
Se miraron a la cara, lloraron de la pena, luego de alegría y todos se fundieron en un fuerte abrazo.
Allí, en Cometelotodo, comenzaba una nueva receta...
y con un poco de aquí ...y otro poco de allí...,
este cuento de comida yo te he contado a ti.
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