- historias reales -

Ella pensó que todo estaba bien, que nada podía hacer tambalear su relación.


Cuando comenzó a trabajar en aquella tienda se sentía fuerte porque, gracias a su constancia y sus ganas, subió escalones.

Jamás imaginó tener una relación con el jefe. Sí, habéis leído bien. Catalina comenzó a tener relaciones sexuales con su jefe casi sin darse cuenta, sin ver que el hecho de que él tuviera pareja fuera un impedimento. 

A veces, sintió ser "la otra" pero la gran mayoría de los momentos del día, se creyó el amor que él le procesaba. Bueno, más bien, ella pensaba que se lo daba. Visto desde fuera...suena a la historia del típico jefe que se encapricha con su empleada y le pone los cuernos a la que será su mujer, ¿verdad?


Pues así fue. 

En el momento en el que Catalina creía que él tomaría la decisión de gritar a los cuatro vientos que llevaban viéndose a escondidas mucho tiempo ya...en el momento en el que ella pensó ser correspondida y que su vida, por fin, estaba amueblada,....todo cambió y pasó lo que los demás sabíamos que iba a pasar.


Esto es típico. Cuando eres parte de una historia difícil, complicada, no ves el peligro ni la realidad de los sentimientos. Únicamente, estás ciega o ciego. Algunas veces, para qué nos vamos a engañar, estas historias funcionan pero la de Catalina no lo hizo.

Un día, de repente, le llega una invitación de boda. 

No, no fue por correo. 

El personaje tuvo el valor, el descaro, de entregársela en mano.


Catalina no sabía dónde meterse. No entendía nada. Su cuento de hadas, ese que pintó de color de rosa, de repente se rompió en mil pedazos.

Su mundo se desvaneció en menos de un segundo.


Ese hombre al que ella amaba, ese hombre que pensó que era su vida, que había llegado a ella gracias a las casualidades, que decía que la quería, que la amaba, que quería estar con ella para siempre, la había engañado.

La usó desde el principio, ahora lo veía claro.

Denunció haber sido acosada y mostró miles de pruebas que aseguraban que entre ellos las sábanas tomaron vida en más de una ocasión.


Le echó la culpa.


Fue un proceso largo. Hubo insultos, denuncias, juicios. 


Fue necesario el paso del tiempo para que Catalina viera también su parte de responsabilidad.


Tendemos a echar la culpa al otro sin ver que, quizás, colaboramos en que las cosas sucedan tal y como suceden.


Perdió el juicio. No fue acoso, fue una relación en tinieblas, a escondidas.


Él se casó, quizá a su mujer (siguen juntos) no le importó que él tuviera doble vida. 


Catalina pasó por una gran depresión y tardó mucho en apostar por otro hombre. 

Hoy día, sigue sin aprender...



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