Del color de la leche
Mary es una niña de quince años. Vive en una granja con su familia: tres hermanas, padre, madre y abuelo. Tiene el pelo del color de la leche y una pierna mal.
No hace otra cosa que trabajar y trabajar.
Ella sueña en cómo sería estar lejos de allí, sin él carácter de su padre.
Para él nunca es suficiente lo que hacen sus hijas, siempre quiso un hijo porque cree que trabajaría más de lo que lo hacen ellas.
Madrugan, trabajan las tierras, ordeñan, tienen gallinas,.... Su vida es totalmente rural.
Un día, a su padre le ofrecen dinero para que su hija se vaya a la vicaría a trabajar, donde vive una familia más acomodada que ellos. Mary no sabe lo que es una almohada, ni tener ropa limpia, entre otras muchas cosas.
Al principio, le cuesta muchísimo adaptarse a su nueva vida y echa de menos aquello de lo que antes quería huir. Sobre todo, echa de menos a su abuelo, con quien tiene una relación muy especial.
En la nueva casa, se encarga de cuidar a la dueña, enferma.
Poquito a poco se va adaptando al lugar y, justo cuando mejor estaba, ella muere.
Todo cambia.
Todo se van, excepto el dueño y ella. Él comienza a enseñarle a leer y escribir. Gracias a eso, Mary escribe un diario ( este libro está escrito a modo de diario, de una manera atropellada) donde nos cuenta absolutamente todo lo que pasó, lo que vivió y lo que tuvo que hacer.
Jamás imaginé que la historia girara de esa forma, por ese camino. Me ha recordado lo que viví yo, muy similar.
Hay personas que se aprovechan de la inocencia de un niño, de una niña. Todo tiene consecuencias, aunque nadie las entienda.
Me ha gustado leer este libro pero me deja un sabor que no me gusta. Ojalá el final hubiera sido otro. Ojalá el principio, hubiera sido otro.
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